No estás solo - Publicaciones de terror
Por un momento eterno, el fantasma y la niña quedaron atrapados en un intercambio silencioso, cada uno atrapado en la mirada del otro. En una habitación con poca luz, las sombras bailaban a lo largo de las paredes como fantasmas espeluznantes. El aire estaba cargado con un escalofrío inexplicable, que provocaba escalofríos en la columna vertebral de cualquiera que se aventurara a entrar. En medio de la oscuridad persistía una figura fantasmal, su forma oscurecida por el manto de la noche.